Te despiertas en medio de la noche: ese diente que ha sido un poco sensible últimamente está latiendo.

Actualmente estamos viviendo una gran revolución digital. El desarrollo científico y tecnológico está cambiando el mundo sin darnos cuenta. Los dispositivos digitales están haciendo que las tareas que antes eran manuales y predecibles, se realicen con mayor velocidad, seguridad, eficacia y comodidad. 

En el Scientific American se describe la siguiente escena: “Te despiertas en medio de la noche: ese diente que ha sido un poco sensible últimamente está latiendo. Por la mañana, te das cuenta de que tienes un problema real. Así, que te diriges al baño, conectas tu cepillo de dientes inteligente a tu teléfono inteligente y cuando te pones el cepillo en la boca, escanea tus dientes. Las imágenes se cargan automáticamente a la nube. Se analizan mediante inteligencia artificial, que encuentra una cavidad en el diente adolorido y una grieta capilar en otro molar. Los escaneos y el análisis preliminar se transmiten a tu dentista, quien luego le envía un mensaje de texto para programar una cita.” 

Este cepillo adicionalmente cuenta con cámaras y tecnología de seguimiento de ubicación que le muestran las partes de la boca donde no se cepilla lo suficiente; un temporizador indica cuánto tiempo se cepilla y se sincroniza con aplicaciones que lo mantienen entretenido durante los dos minutos que se supone que debe cepillarse; y sensores de presión que advierten si te estás cepillando demasiado fuerte.

Durante una exploración de apenas tres segundos un dispositivo así podrá  detectar grietas, caries, que al ser demasiado pequeñas no aparecen en una radiografía. La escena puede avanzar en el consultorio del especialista, quien eliminará las caries que se grabaron utilizando un procedimiento indoloro, sin necesidad de novocaína. Parte del diente roto se eliminará y requerirá una corona, que posteriormente será escaneado intraoralmente y con una máquina de 3-D fabricará una tapa para su diente a medida. Otro dispositivo es el “Rayo S”, que mapea ultrasónicamente dientes y encías en 3-D para encontrar caries y enfermedades, los expertos creen que los “rayos S” pueden ser más baratos que los “rayos X”. Además, que no expone a los pacientes a radiaciones nocivas.

Una perspectiva más futurista podría incluir nanobots. Algunas de estas máquinas microscópicas podrán restaurar o enderezar los dientes, administrar anestesia durante la cirugía oral, diagnosticar diabetes y otras enfermedades o tratar el cáncer bucal. Otros combatirán las bacterias con productos como una «pasta de dientes portátil» hecha de nanotubos de carbono antimicrobianos.

En esta nueva era, los datos son la clave. Si se almacena la edad, historial médico, genoma, se incrementa el potencial de un diagnóstico y tratamiento más preciso.  Los médicos y dentistas podrán identificar la susceptibilidad de un paciente a varios tipos de enfermedades orales, o incluso decidir cómo tratarlo en función de las bacterias que causan el problema. 

Aun cuando, parece una instantánea sacada de una película de ciencia ficción, en realidad es solo un vistazo al futuro de la odontología. Asistir varias veces a consulta, puede ser desalentador para muchos pacientes. Como, hemos visto en la escena anterior, estos procedimientos podrían llevarse a cabo en un par de horas. En ese sentido, permitiría el acceso fácil y económico a poblaciones remotas o lugares donde existen pocos dentistas. Alguien con servicios odontológicos limitados, podría cargar su información y obtener el mismo análisis inicial que un neoyorquino que ve a un dentista de alta gama en Madison Avenue.

Bioimpresión, biomateriales,  láseres y sensores inteligentes; rayos “S”, impresoras 3-D, escáner tridimensional. Células madres para construir tejidos vivos, que permitan reemplazar huesos de mandíbula o el tejido de encías erosionados. En un mundo en continuo cambio, estas interesantes soluciones nos llevan a pensar como dice  Larry Emmott, dentista y experto en tecnología que «el futuro está abierto».